martes, 18 de marzo de 2014

La Crisis del Canal de Suez (1956).

La Crisis del Canal de Suez, también conocida como Guerra del Sinaí, fue una contienda militar librada sobre territorio egipcio en el año 1956, que implicó a la alianza militar formada por el Reino Unido, Francia e Israel contra Egipto.
Egipto e Israel permanecieron técnicamente en estado de guerra tras el armisticio que había puesto fin a las hostilidades de 1948-1949. Las gestiones de las Naciones Unidas y de varios estados para lograr un tratado de paz final —en particular el llamado plan de paz Alfa promovido por Estados Unidos y Gran Bretaña en 1954-1955— no lograron asegurar un acuerdo. En un marco de tensión, los violentos enfrentamientos a lo largo de la frontera egipcio-israelí casi desataron nuevamente en agosto de 1955 y abril de 1956 la reanudación de las hostilidades en gran escala. Mientras tanto, Gran Bretaña y Francia se habían cansado de los desafíos que planteaba Nasser a sus intereses imperiales en la cuenca del Mediterráneo. Gran Bretaña consideró que la campaña de Nasser para expulsar a las fuerzas militares británicas de Egipto - que se logró mediante un tratado en 1954 - fue un golpe a su prestigio y capacidad militar. La campaña de Nasser para proyectar su influencia en Jordania, Siria e Iraq convenció a los británicos de que el primer ministro egipcio buscaba eliminar la influencia británica en la región. Las autoridades francesas se irritaron ante las pruebas de que Nasser apoyaba la lucha de los rebeldes argelinos por su independencia de Francia. A comienzos de 1956, funcionarios estadounidenses y británicos pactaron una política de máximo secreto, cuyo nombre de código era Omega, para aislar y confinar a Nasser a través de sutiles medidas económicas y políticas.
La crisis de Suez estalló en julio de 1956, cuando Nasser nacionalizó la compañía del Canal de Suez en represalia porque Estados Unidos y Gran Bretaña le negaron asistencia económica. Nasser confiscó la empresa de propiedad franco-británica para demostrar su independencia de las potencias coloniales europeas, para vengarse del pacto anglo-estadounidense que le negaba ayuda económica y para apoderarse de las ganancias que la empresa tenía en su país. La acción desató una crisis internacional de cuatro meses durante la cual Gran Bretaña y Francia concentraron poco a poco sus tropas en la región y advirtieron a Nasser de que estaban dispuestos a utilizar la fuerza militar para restablecer su titularidad de la compañía del canal a menos que él cediera. Las autoridades británicas y francesas esperaban secretamente que la presión ocasionaría finalmente la caída de Nasser del poder, con o sin una acción militar de su parte.
La crisis de Suez, aunque mitigada rápidamente, tuvo un impacto profundo en el equilibrio de poder en el Oriente Medio y en las responsabilidades que asumió Estados Unidos en la región. Empañó terriblemente el prestigio británico y francés entre los estados árabes y debilitó por tanto la autoridad tradicional de esas potencias europeas en la región. Nasser, por el contrario, no sólo sobrevivió la experiencia sino que se aseguró un nuevo nivel de prestigio entre los pueblos árabes como un líder que había desafiado a los imperios europeos y que había sobrevivido una invasión militar de Israel.
Esta imagen muestra el mapa con los movimientos de las diferentes potencias que participaron en la Guerra del Sinaí.

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